La muerte de un animal de compañía puede ser devastadora, después de todo son miembros de la familia. En ocasiones, las mascotas acompañan a sus dueños por hasta 15 años y por ello, sus últimos momentos de vida pueden resultar dolorosos de presenciar.
La eutanasia es aceptable y necesaria cuando un animal está sufriendo debido a una enfermedad o herida incurable, o cuando un animal presenta un riesgo significativo para la salud y seguridad humana o de otros animales, a causa de alguna patología o comportamiento agresivo.
¿Qué sucede cuando se practica la eutanasia a una mascota?
Lo principal es mencionar que este es un procedimiento que debe ser autorizado solamente por el propietario o tutor del animal de compañía. Nadie está preparado para ver partir a su mascota, y mucho menos está listo para tener que tomar la decisión de verlo morir. Se trata de un momento doloroso y trascendental para la familia, por lo que esta acción, no puede tomarse a la ligera. De hecho, primero deben agotarse todos los recursos de tratamiento.
El procedimiento real de la eutanasia de una mascota suele ser muy sencillo e indoloro. Implica administrar una gran dosis de un agente anestésico que simplemente hará que el animal pierda el conocimiento y luego muera rápida y pacíficamente. Por lo general, esto se logra mediante una inyección intravenosa, usando una vena en la pierna delantera. El animal queda inconsciente y muere segundos después de la administración de la inyección.
Este acto se encuentra avalado por un gran número de instituciones y entidades dedicadas al cuidado y la protección de los animales, así como de agremiaciones por médicos veterinarios en todo el mundo.
Lo importante que se debe recordar, es que el dueño de la mascota, conserve totalmente la calma para lograr el propósito planteado.
Planificación de la eutanasia
Con suerte, el veterinario hará todo lo posible para asegurarse de que el proceso de eutanasia sea lo más suave y compasivo, tanto para su mascota como para el propietario. Se analiza la posibilidad de hacer una eutanasia, cuando el animal ha sido diagnosticado con una patología terminal. Ya que es un momento muy importante, la familia del cachorro (por ejemplo), debe realizar todas las preguntas relacionadas a esta decisión. En primer lugar, se debe estar bien orientado por un profesional, para entender el proceso.
El animal se identifica plenamente con su compañero y durante los años va desarrollando una relación afectiva y de dependencia bilateral. El propietario es responsable del animal durante toda su vida, por lo que al final se recomienda garantizar una muerte digna y adecuada para él. Al tener claro todo el proceso que se vivirá, incluyendo el lugar de cumplimiento de la eutanasia, el beneficiario de la mascota debe idear su espacio para la despedida.
La eutanasia en el hogar ¿Puedo estar presente?
Si tras el diagnóstico, el veterinario sugiere la posibilidad de realizarle la eutanasia para evitar mayores sufrimientos al animal o porque ya se encuentra en una situación irreversible y el cuidador está de acuerdo en llevarla a la práctica, conviene tener en cuenta algunos detalles.
Por un lado, existe la opción de que esta se realice en el propio domicilio. Esto ofrece la posibilidad de que el ambiente sea lo más íntimo posible, de que el animal esté rodeado de todos los miembros de la familia que quieran acompañarle en este trance, de hacerlo en un lugar conocido y familiar para él, de preparar el momento con privacidad, de despedirse con más tranquilidad y de evitarle un mayor estrés a la mascota con un traslado si es que se encuentra indispuesto.
Obviamente esta es una decisión muy personal, pero acompañar al paciente en el momento de la despedida puede hacer que se vaya más tranquila. Aunque el perro o el gato no sabe de su situación médica ni de su enfermedad, encontrarse sin compañía cercana puede hacerle sentir miedo. En cualquier caso, cada persona debe pensar con detenimiento si va a ser capaz de afrontar este proceso y si cuenta con las fuerzas necesarias para llegar hasta el final. Sea cual sea la decisión definitiva, no hay que sentirse culpable porque lo realmente importante es el amor que la mascota ha recibido a lo largo de toda su vida y tener muy claro también de que en este momento el grupo familiar está haciendo lo mejor para ella.
Ayudar a los niños a afrontar la situación
Los niños también pueden tener dificultades para aceptar la eutanasia. Esta puede ser la primera experiencia de muerte que experimenten y es importante ser honestos con ellos. Decirles la verdad y animarlos a hablar sobre sus sentimientos y a compartir sus afectos es de gran ayuda. Conversar abiertamente sobre su mascota y tratar de concentrarse en los buenos momentos vividos.
Un nuevo integrante canino puede ayudar, pero a menudo es mejor no tener otro demasiado pronto, ya que siempre se necesita tiempo para superar la muerte de la vieja mascota. Sin embargo, no es recomendable negarse la posibilidad de adquirir otra en un futuro y adoptarla de nuevo en su familia.
La eutanasia no es una tarea placentera, pero sabiendo como hacerla de forma competente, no solo previene de un sufrimiento innecesario, sino que también evita situaciones todavía más desagradables donde una técnica inapropiada puede aumentar el dolor y angustia de animales que no necesitan seguir sufriendo. Lo mejor es afrontar la realidad con calma, dando gracias a esa vida que formó parte de la familia por un tiempo determinado.
Si quieres convertirte en especialista en Educación Canina, solicita información sin compromiso sobre nuestro curso de Educador Canino ¿A qué esperas? ¡Pon rumbo a tus sueños!