Tener un hijo, y cuidarlo, es la experiencia más maravillosa. Pero como nadie nace aprendido, a veces nos sentimos agobiados al tomar decisiones que afectan a su evolución y al ver todos los cambios que surgen en su vida. De ser un bebé indefenso y diminuto, pronto tu hijo evoluciona hasta estadios de movilidad, autonomía y crecimiento impresionantes.
En este artículo queremos explicarte cuáles son las características principales de esta evolución inicial tan significativa como decisiva.
Crecimiento y desarrollo, dos aspectos vinculados
El crecimiento y el desarrollo son fenómenos interconectados, pero en realidad diferentes. El crecimiento es el aumento de peso, talla y envergadura de un bebé, aspectos todos ellos que deben ir incrementándose conforme el niño va cumpliendo días, semanas y meses.
Y ¿qué es el desarrollo? El proceso de maduración de las funciones del cerebro y los órganos vitales de un ser humano, el cual es especialmente apreciable en sus primeros años de vida.
En general, van a la par. Tanto es así que algunos avances de tamaño influyen decisivamente en los procesos de maduración cerebral y vital del ser humano.
Podemos hablar de 5 estadios fundamentales en la evolución de tu hijo:
- Crecimiento físico.
- Desarrollo cognitivo, centrado en el pensamiento y la capacidad de razonar.
- Desarrollo social y de los afectos.
- Desarrollo del lenguaje.
- Desarrollo motor y sensorial.
Características del niño entre los 0 y los 3 años
Como padres, debemos permanecer muy atentos y vigilar la correcta evolución de nuestro hijo. Si detectas cualquier desajuste o desfase entre lo que debería ser y lo que es, acude a tu pediatra cuanto antes. A menudo, un diagnóstico precoz conlleva una mejor corrección en caso necesario.
Casi siempre, conocer la teoría sobre las etapas iniciales de tu hijo te permitirá disfrutar mucho más de todos sus avances y de los pasos que la normalidad invita a dar a tu pequeño.
Entre los 0 y los 3 años, todos los cambios que experimenta son cruciales para su desenvolvimiento posterior. Se produce, sobre todo, un proceso de evolución sensomotriz muy característico. Estas son su principales manifestaciones:
- Desarrollo físico. Los neonatos poseen unos rasgos muy característicos al nacer: tienen la cabeza grande en proporción al cuerpo, los ojos enormes, la nariz pequeña y el cuello apenas consistente. Poco a poco tu hijo empezará a levantar la cabeza, a fortalecer sus extremidades y a crecer. A los 6 o 7 meses empezarán a salirle sus primeros dientes.
- En paralelo, experimentará una marcada evolución en el ámbito adaptativo, gracias a la exponencial conexión cerebral que vivirá. Comenzará a explorar y a dominar ciertas maniobras, moverá sus extremidades, sujetará objetos, se irá desplazando con mayor seguridad, se dará la vuelta y aprenderá a descubrir su entorno, a relacionarse con él… hasta dominarlo. ¡Te encantará cuando descubras que reconoce tu voz! Todo es un proceso progresivo, gradual: no olvides que sus manos se seguirán perfeccionando durante sus 2 primeros años de vida.
- A la vez, el niño empezará a desarrollar su personalidad. Su temperamento empezará a derivar en un carácter, empezará a crearse su propio mundo interior, a experimentar y a relacionarse con sus emociones y a percibir, poco a poco, su autoconciencia.
Un día se independizará, se irá de casa y formará su propia familia. Hasta entonces, como papá o como mamá tu serás uno de los grandes bastiones de su existencia. Esta primera etapa de 3 años, es esencial para que pueda llegar a ser quién y cómo debe ser.
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