Aunque China se menciona como el lugar de origen de la ventosa y, de hecho, aún hoy las emplean, sería una injusticia corroborarlo, ya que su empleo es universal: Grecia, los pueblos de la América precolombina, África, otros pueblos asiáticos y los australianos las emplearon y todavía hoy las emplean con el fin de extraer el mal del interior del cuerpo.
Uso de ventosas en medicina
En la mayoría de ocasiones este mal es invisible y traslúcido como el propio aire, de ahí que, tanto en España como en Latinoamérica o África, se emplee con el fin de curar ‘un mal aire’ o ‘golpe de aire’. Es decir, contra el ataque de algo sutil que ha penetrado en nosotros y nos hace daño.
Según Hipócrates se entendía por ‘estado de salud’ al equilibrio de los diferentes humores (sangre, linfa, bilis, secreciones glandulares etc.) que se distribuyen de manera ordenada dentro del organismo.
El estímulo de las ventosas incide en la piel. La piel es el órgano más grande y contiene numerosos vasos sanguíneos, líquidos orgánicos, tejido conectivo, músculos e innumerables terminaciones nerviosas.
Las ventosas actúan estimulando la piel y los tejidos subcutáneos para activar la circulación de sangre y humores orgánicos, tienen acción analgésica y eliminan los factores patógenos.
Beneficios de las ventosas en el cuerpo humano
- Efecto revulsivo (inflamación externa para eliminar un problema interno).
- Efecto relajante muscular.
- Efecto analgésico.
- Hiperemia local.
- Eliminación de factores patógenos externos, sobre todo frío y humedad.
- Activación de la circulación de sangre.
- Estimulación del metabolismo.
- Regulación del sistema nervioso.
- Aumentan las defensas.
- Mejoran los tendones.
Es uno de los cuatro pilares en los que se asienta el trabajo terapéutico de la medicina tradicional china, junto a la acupuntura, la moxibustión y el Tui-na.
Si pensamos en como actúa un masaje clásico sobre las estructuras dañadas, vemos que la presión que se ejerce es positiva, juntando, aplastando, apelmazando los tejidos afectados, a diferencia del uso de las ventosas que efectúan una presión negativa, sobre las estructuras trabajadas, permitiendo la oxigenación, la llegada de la sangre con nuevos nutrientes, y la retirada de líquidos orgánicos estancados sobre los tejidos, permitiendo así, la mejora circulatoria linfática y sanguínea.
En la teoría humoral, en relación con el concepto de enfermedad de la toxicología de Reckevweg, cada órgano tiende a derivar sus homotoxinas a puntos concretos de la anatomía, causando alteraciones humorales en ellos, de tal forma que podemos encontrar puntos dolorosos en la espalda, relacionados con manifestaciones de intoxicación del hígado, de los pulmones, del útero, etc.
Cuando aplicamos un suave masaje mediante una ventosa, podemos observar como estas zonas se congestionan mucho más que el resto de la piel tratada. Si en esta situación puncionamos repetidamente la superficie del área alterada con una aguja, o utilizamos el martillo de siete puntas sobre esta zona congestionada y volvemos a aplicar la ventosa, comprobaremos que dentro de la ventosa se produce una sangría y que esta resulta excesiva para la lesión previa que hemos producido. Esto es una manifestación de la liberación del estancamiento de toxinas acumuladas y sangre en esta zona. Este fenómeno indujo a varios médicos y científicos a realizar el estudio de estas dermalgias. Su estudio y cartografía viene representada en el esquema de puntos máximos de reflexología dermalgia basado en Puttkamer.
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