Algunos perros y gatos sienten ansiedad cuando son llevados al veterinario. Si bien es probable que la primera vez que tu mascota fuera a la consulta no tuviera miedo, es común que después de un par de visitas tu animal se esconda, tiemble, gima, salive y hasta vomite al darse cuenta de que le espera una visita al veterinario.
Como los animales aprenden por asociación, después de las primeras consultas tu mascota ya habrá relacionado la clínica veterinaria con un lugar que le causa dolor. Como consecuencia, tu perro o tu gato tendrá conductas dirigidas a escapar del estímulo doloroso.
Te damos algunas pautas que pueden ayudar a que tu animal no sufra ansiedad ante una visita al especialista:
- Acostumbra a tu perro o gato a ir al veterinario desde pequeño, también por motivos diferentes de una consulta. Puedes llevarlo a la clínica para comprarle una golosina, puedes pasar a saludar a tu veterinario o ir un rato para mirar en la tienda.
- Transforma la visita al veterinario en un momento lúdico: juega con tu mascota, hazle caricias, dale un premio, déjale saludar a todos los de la clínica, etc.
- Antes de ir a la consulta conviene dar un largo paseo con tu perro para que esté cansado y sea más manejable. De esta manera tendrá menos energía para ponerse nervioso.
- Si transportas a tu animal con una bolsa o maletín, incluye una prenda y un juguete para que el perro o el gato esté más tranquilo y se sienta en un entorno más familiar.
- Es importante que tú también estés tranquilo: los animales perciben las emociones de los dueños, por lo que si sienten tu nerviosismo o preocupación ellos se alterarán. Transmite calma a tu mascota con una actitud relajada y estable.
- No intentes consolarlos: no son personas, por lo que si intentas ayudarles abrazándolos o consintiéndolos cuando tienen miedo solo vas a empeorar la situación. Háblale en un tono normal e intenta distraerle con juguetes.
- El perro debe estar acostumbrado al bozal, ya que los veterinarios suelen usarlo si ven que está muy nervioso. Para que el uso del bozal no le resulte traumático ni le cree todavía más miedo, es conveniente que el perro ya haya experimentado la sensación de llevarlo, pero en un entorno donde se sienta cómodo.
- Premia su buen comportamiento con golosinas: cuando se deje manipular por el especialista, al salir de la clínica, después del pinchazo, etc.