Exactamente como sucede en las personas, los perros tienen su carácter y su forma de reaccionar ante las situaciones, etc. Por lo que se refiere al estrés hay algunos individuos que reaccionan de forma pasiva y otros que reaccionan de forma activa.
¿Qué significa pasivo o activo a la hora de evaluar si nuestro perro está estresado?
Pasivo significa que hay perros que reaccionan al estrés de forma calmada y se quedan aún más quietos a medida que el estrés aumenta. Estos comportamientos son a menudo mal interpretados por los propietarios que piensan que sus perros están muy bien educados y son tranquilos, cuando en realidad están experimentando un elevado nivel de estrés.
En otras ocasiones podemos encontrarnos con animales que reaccionan de forma activa o muy excitada y frenética: corriendo muy rápidamente, jugando continuamente y destrozando literalmente sus juguetes. Estos perros, al contrario de los anteriores, son interpretados por los propietarios como perros muy felices y amigables.
En realidad estos dos comportamientos pueden esconder un estado de intolerancia hacia algo en el ambiente que los animales no pueden resolver, algún conflicto que amenaza su bienestar.
¿Qué podemos hacer para saber si tenemos un perro estresado?
Lo mejor es conocer a propio perro. Cada propietario conoce el carácter de su mascota porque convive con él y tiene experiencia de cómo reacciona frente a los eventos de cada día. Ver que a un estímulo nuevo reacciona de forma distinta a como lo hace normalmente debe ser una señal de alarma.
Otro elemento muy útil será la observación de las posturas corporales del perro. Los canes se comunican utilizando un formidable y muy bien codificado repertorio de posturas que muestran como respuesta a estados de estrés. Vemos algunos ejemplos: un perro que reacciona de forma pasiva a los eventos estresantes tenderá a llevar las orejas bajas o hacia atrás y la cola baja o escondida entre las piernas. Otras señales serán evitar el contacto visual, olfatear el suelo o girar la cabeza de lado lamiéndose los belfos o bostezando.
Otro ejemplo de perro que reacciona al estrés, pero esta vez de forma activa, puede parecer un can muy entusiasta, pero en realidad busca el equilibrio intentando descargar energía. En muchas ocasiones reacciona de forma excesiva, su cola está en continuo movimiento, sus pupilas están dilatadas y, además, puede también lamerse los belfos o bostezar (señales que se dan también en perros pasivos).
Y podemos continuar con más ejemplos: otros perros pueden expresar su estado de estrés alternando posturas y señales en diferentes contextos cuando no saben cómo actuar. Pueden girar en círculos como respuesta a eventos a los cuales no pueden enfrentarse como respuesta alternativa a un conflicto que experimentan.
A menudo si estos conflictos no son solucionados pueden volverse crónicos y desembocar en verdaderas patologías del comportamiento como, por ejemplo, agresividad o comportamientos de tipo compulsivos.
Si observamos comportamientos como los descritos debemos preguntarnos si algo va mal en el ambiente o en nuestra forma de relacionarnos con nuestro perro. Estas señales son su forma de pedirnos ayuda y el siguiente paso debe ser consultar a un experto en etología que pueda aconsejarnos acerca de cómo solucionar los conflictos que nuestro perro está experimentando.
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