La anatomía palpatoria se define como una rama perteneciente a la anatomía. Se encarga de la exploración de los relieves, las marcas y la forma de la superficie del cuerpo. Todos ellos son producto de las distintas estructuras de nuestro cuerpo como, por ejemplo, los tendones, los ligamentos, los músculos o los huesos.
Claves de la formación en anatomía palpatoria
Todos los terapeutas conocen que una de las herramientas en el desempeño de su trabajo son las manos. La técnica de explorar o examinar por medio del sentido del tacto les ofrece la información que necesitan con respecto a la ubicación de las estructuras del organismo.
Del mismo modo, el empleo de las manos les sirve para obtener los datos inherentes a la integridad de esas estructuras. Estos datos tienen que ver con la flexibilidad, rigidez, amplitud de movimiento o la temperatura.
Conforme la ciencia ha ido avanzando y conforme se han ido creando nuevos métodos especializados de diagnóstico se ha ido perdiendo el contacto con las personas. Esto no deja de ser un error, dado que el tacto es uno de los sentidos más relevantes si queremos diagnosticar, evaluar, prevenir y tratar las diferentes alteraciones relacionadas con los músculos y con los huesos. Por ello, el estudio de la anatomía palpatoria recupera la importancia del diagnóstico a través del tacto de una forma natural y complementaria al uso de la tecnología.
En la actualidad, hay un amplio abanico de cursos que tienen que ver con la anatomía palpatoria. Estos nos sirven tanto para adquirir conocimientos de manos de profesionales como para reforzar y reciclar los conocimientos ya aprendidos.
Sea como fuere, la ampliación de conocimientos es muy importante. En todo momento hay que estar actualizando y perfeccionando el saber que ya se posee con el fin de conseguir un razonamiento clínico organizado y correcto.
Solo a través del conocimiento un terapeuta puede ser más preciso y eficiente en su trabajo, pensando siempre en el bienestar de aquella persona que se convierte en su paciente y que confía en él para que sus dolencias sean tratadas de la mejor forma posible.
Conocimientos básicos de anatomía palpatoria
Un terapeuta está obligado al manejo de una serie de conocimientos en torno a la anatomía palpatoria. Uno de ellos es el que tiene que ver con conocer todas y cada una de las características propias que posee cada estructura que va a palpar como, por ejemplo, el recorrido de los ligamentos, los huesos y sus relieves o los tendones y fascias.
Los terapeutas también tienen que estar al corriente de la condición de los tejidos que van a palpar, así como del estado de estos en el momento en que se encuentran comprometidos.
También es importante que conozcan las técnicas más eficaces para la palpación de las distintas estructuras. En este sentido, deben estar al corriente de los movimientos para realizar la palpación o de cuál es aquella posición más eficaz, tanto para ellos como para sus pacientes.
El terapeuta con conocimientos en anatomía palpatoria debe saber del mismo modo, cuál es la ubicación exacta de las vísceras y de los órganos, así como las relaciones topográficas de cada una de las estructuras o la percepción táctil idónea, si se quiere discriminar entre diferentes tejidos. Si estás interesado en conocer la formación necesaria para convertirte en un profesional de la anatomía palpatoria, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Recibirás información detallada y sin compromiso.